miércoles, 15 de octubre de 2008

MICHAEL KENNEY, Ph. D.

Ceuta amanece un poco rara. Lo digo porque el relente, que sopla en el frente marítimo de La Marina, me deja el cuerpo como si estuviera enterrado en una arena caliente y rodeado de finos bloques de hielo. He tenido que regresar a casa para colocarme una camiseta debajo de la camisa. Pero no lo crean, al cabo de una hora tuve que volver a casa para quitármela, el calor me ahogaba sobremanera.
Encamino mis pasos al Hotel Muralla donde he quedado con mi amigo José Manuel Pérez Rivera, al que le he propuesto unas ideas y que él se tomará con tiempo y tranquilidad darme la respuesta. Buena persona es y plenamente dedicada, dentro del tiempo libre de que dispone después de cumplir sus deberes laborales, a “Septem Nostra” y todo lo concerniente a las actividades de la entidad. Hemos quedado para otro día en que trataremos con profundidad sus inquietudes, y las mías, en un clima más tranquilo y distendido.



Poco después de habernos sentado en la cafetería del hotel, aparece Michael Kenney, un fino y educado norteamericano que habla muy bien el español. Quedamos en que tendremos una conversación en cuanto termine con los otros deberes.
Dicho y hecho, encaminamos nuestros pasos a la redacción de El Pueblo de Ceuta donde, después de presentarlo a todos los miembros de la gran plantilla del periódico, que estaban a esa hora, y enseñarle algunas dependencias lo predispuse para el sacrificio en el altar de ejecución. Bueno, creo que em he pasado narrando por lo truculento. Mantenemos una entrevista en la sala de reuniones, claro.
Michael Kenney, norteamericano, de 40 años de edad, es profesor asistente de Ciencias Políticas y Asuntos Sociales de la Universidad Estatat de Pensilvanya.
Nació en 1967 en la ciudad de Fort Wayne, Indiana. De familia puramente americana, de larga tradicción, desarrolló sus estudios en escuelas normales después de haber sufrido la pérdida del sentido del oído a los cinco años.
Luchando contra el problema merced a planes y proyectos específicos en las escuelas, consiguió entrar en la Universidad de Florida, donde obtuvo el master de Doctor en Filología; pasó después por las siguientes universidades norteamericanas: Massachusset, Stanford y California del Sur, interesándose por estudios relacionados con la América latina y obteniendo el Master de Estudios Latinos.
Está en Ceuta, de vacaciones, acompañado por su esposa Emilia, de orígen búlgaro, y la hija de ambos, Carolina, de cuatro años.
De su tiempo de estudiante universitario ¿ha tenido problemas por el hándicap que padece?
• En realidad no existían muchos problemas. Sin embargo, algunos sí que tuve como algunas dificultades de oir a los profesores cuando éstos disertaban más rápidos; problemas de cómo pronunciar correctamente algunas palabras y sobre todo problemas con compañeros ignorantes del daño que hace contra quienes padecemos un defecto físico.
¿Alguna pega para obtener los títulos que tiene por parte de las autoridades norteamericanas?
• Ninguna, todo en mi país son facilidades para que cualquier ciudadano que desee cursar estudios en la Universidad, cualquier universidad, y se doctore en la rama que haya escogido.
¿Existen en tu país personas sordas que desarrollen profesiones de alto nivel?
• Sí. Existen en la actualidad un buen número de abogados, doctores en medicina especializados precisamente en la hipoacusia, ingenieros, arquitectos. Como ya decía antes, no existe ningun problema y a más que los minusválidos obiene ayudas especiales para eliminar barreras arquitecctónicas y de comunicación que supongan impedimento al desarrollo de su labor.
• ¿Qué opinas de la ciudad, de Ceuta?
• Me parece que Ceuta es una ciudad muy linda, con un clima muy agradable, su gente es muy cariñosa y abierta y dispone de unas playas bastante buenas. En fin que me llevo un recuerdo inolvidable.
¿Ha estado en otras ciudades españolas?
• Sí, he estado en Madrid, Granada, Carmona…
¿Encuentras diferencias entre las ciudades peninsulares y Ceuta?
• ¡Hombre!, si dejamos de lado lo arquitectónico y la gente, puedo decir que en el conjunto global sí, si hay mucha diferencia, diferencia que está en que existiendo mucha historia en ésta ciudad, yo como turista lo veo muy difícil de expresar. A pesar de que tenga mucha historia, no hay mucho que ver en el aspecto turístico. Es mi sincera opinión.
Dejamos en éste punto las preguntas y procedemos a charlar como viejos amigos de temas generales de la vida norteamericana y su interés por la vida de los españoles.
Con un deseo de encontrarnos en otra ocasión, nos despedimos…

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