lunes, 29 de diciembre de 2008

David es la estrella del 'cole'

Un niño paga los efectos del acoso social después de que la justicia condenase a su madre a separarse de él por pegarle.
Si el fallo judicial que ha condenado a una madre a estar más de un año alejada de su hijo por haberle reprendido a golpes por no hacer los deberes perseguía la protección del menor, el efecto conseguido, de momento, ha sido el contrario. El impacto social de esta polémica medida ha convertido la vivienda de María del Saliente y a todo el pueblo de Pozo Alcón (Jaén) en un plató mediático. Algo que está pasando factura a sus dos hijos, especialmente a David, el que sufrió la ya famosa bofetada castigada dos años después con una pena calificada por algunos como desproporcionada.
En el pueblo de la familia se han recogido 2.000 firmas contra el fallo
Aunque la sentencia tardará en ejecutarse por los recursos planteados por la fiscalía y la defensa de la madre, familiares y educadores alertan sobre las repercusiones de este acoso social para la formación de David, convertido en la estrella de su colegio. "Se sabe protagonista y se siente el rey del mambo, pero eso no le va a beneficiar", advierte María Ángeles Sánchez, la directora del centro donde el niño cursa 6º de Primaria. Del colegio Nuestra Señora de los Dolores salió una de las pruebas en las que el fiscal basó su acusación: unas supuestas palabras del tutor indicando que el alumno sufría los golpes de su madre de forma continua, algo que el docente negó durante el juicio.
David, un rubio travieso y rebelde de 12 años, tenía ya de por sí poco apego a los estudios, pero ahora su mente está si cabe más centrada en otras cuestiones, por ejemplo, que no alejen a su madre de él. "No quiero que se la lleven, la quiero mucho", recalca el menor mientras se funde en un abrazo con ella. Tanto los padres de David como los profesores creen que el menor va a tener que recibir tratamiento psicológico para ayudarle a manejar esta situación.
Si los recursos no lo remedian, María, sorda de 37 años, tendrá que estar 410 días sin poder ver a su hijo. "Como me lo quiten me voy a volver loca, dónde me voy a ir yo, qué será de mi familia", exclama con muchisima dificultad. Su caso ha abierto un profundo debate social sobre la eficacia del ordenamiento jurídico. Sobre todo en el caso del alejamiento, algo que muchos consideran negativo en casos como éste. Una mañana de octubre de 2006 a María se le fue la mano al reprender a su hijo por no haber hecho los deberes. El niño le respondió tirándole una zapatilla y encerrándose en el baño. Faltaban apenas unos minutos para ir al colegio y María, presa de los nervios, logró abrir la puerta, cogió del cuello al pequeño y le dio un tortazo por detrás de la cabeza, lo que hizo que se golpeara con la nariz en el lavabo y empezara a sangrar. Cuando llegó al colegio, su maestro vio los restos de sangre y un moratón en el cuello, por lo que le llevaron al centro de salud. Allí, los médicos remitieron el parte médico al juzgado, como dicta el protocolo.
María fue juzgada el pasado 24 de noviembre acusada de malos tratos. En la sentencia, la magistrada María Fernanda García se pregunta si la actitud de la madre tendría cabida en el derecho de corrección de los padres a los hijos y si eso puede ser una causa exonerada de responsabilidad en caso de maltrato. Ello, a pesar de que, desde diciembre de 2007, el derecho de corrección fue suprimido por los requerimientos del Comité de los Derechos del Niño.
En cualquier caso, "una agresión física como la cometida aquí, dos actos de agresión de cierta intensidad que produjeron lesiones, no puede considerarse comprendida dentro de los conceptos de razonabilidad y moderación establecidos en la legislación civil y, por supuesto, no implican el respeto a la integridad física y psíquica de sus hijos que los padres deben tener en el ejercicio de la patria potestad", dice la sentencia. Además, la reforma del Código Penal elevó a la categoría de delito lo que antes era una falta de maltrato cuando los sujetos son miembros de la unidad familiar.
La decisión de la juez cayó como un rayo en la humilde casa donde vive con su marido, también sordo, sus dos hijos y su madre, enferma de alzhéimer. "Llevamos muchos días sin poder dormir y sin apetito. Mi mujer está todo el día llorando y no entiende por qué se le castiga así", comenta el padre, José Domingo.
"Es una barbaridad, quién no ha dado un cachete alguna vez a su hijo. Se está sentando un precedente muy malo para poder corregir a los menores. Da la sensación de que María ha sido la cabeza de turco", señala Gregoria Moreno, comerciante de Pozo Alcón. La indignación en este municipio jiennense es tal que ya se han recogido más de 2.000 firmas exigiendo que no se ejecute la sentencia.
Fuente: El País

jueves, 18 de diciembre de 2008

BOFETADA POR 45 DÍAS

Día festivo, día de la Constitución. Algunos atrapan la “pájara” y se desmelena en la prensa escrita criticando la carta magna y mezclando problemas familiares con los artículos de la misma.
Mi hijo pequeño me ha preguntado “Papá, si me das una bofetada… ¿te meten en la cárcel?”, menudo problema se presenta.
Escribiré un poco sobre bofetadas.



Me parece excesivo que un juez condene a una madre, minusválida sensorial por más señas, a 45 días de prisión y a un año de separación de su hijo por una simple bofetada.
¿Por qué no mete en prisión a los antidisturbios que golpean ¡con armas! a los ciudadanos?
Para cortar por lo sano, que un niño de diez años se ponga por encima de los padres, una bofetada se siente más que los gritos de reprobación, si no ¿por qué la policía antidisturbios pega a la gente?
Claro, ellos, los policías tienen derecho a usar sus porras, sus gases, sus artilugios eléctricos para reprimir a los ciudadanos malos y ello muestra el ejemplo español: el maltrato legal está bien considerado por los jueces ¿no?
No se puede considerar un bofetón puntual como un asunto de maltrato y si hay sangre de por medio ese es una secuela secundaria (podría haberse golpeado contra un mueble, por ejemplo) y si el o autora del bofetón es condenada encima… ¡vaya ejemplo para el hijo!, con ello tiene un referente para hacer lo que le venga en gana, el niño, y traer la desgracia a su familia.
Ignoro el por qué la Justicia española se ceba en los más indefensos, en los que no tienen medios para salir airosos en un enfrentamiento con los jueces. Pero eso ya pasa de castaño oscuro.
No entiendo cómo el juez no haya comprendido que los sordos, los sordomudos, se valen de las manos para expresar lo que quieren y ello pudiera ser una atenuante si la utilizó para largar una advertencia a al hijo.
Es el primer caso que se da en España de que un juez condene a una persona a la cárcel por una bofetada a su hijo díscolo y encima éste tiene la preferencia de lanzarle zapatillas u objetos lo que sí es ya un caso de maltrato físico a sus progenitores.
No se cómo vamos a disponer del respeto de nuestros niños si sienta este precedente, grave por lo demás al ser inculpada una disminuida en este caso, que con ello ven crecidas sus esperanzas de hacer lo que les venga en gana y subirse cada dos por tres a las barbas.
Alguna manera habrá para que los sordos y sordomudos entiendan que no está bien pegar a un niño. Nadie se ha preocupado de inculcarles una educación tolerante, ni siquiera les han educado en nada, y ello es necesario cuanto más ignorante sean. De alguna manera tendrán que llamar al orden a sus retoños, porque sabemos que éstos comienzan a despreciar a sus propios padres cuando ven que tiene todas las cartas en sus manos ¿para qué están los padres? ¿para darles de comer y vestirlo nada más?. Problemático veo el caso. Por muchos especialistas que digan una cosa u otra nadie se pone de acuerdo.
Pero lo lógico está reñido con esa sentencia, si el juez deja pasar el asunto de que el niño le ha arrojado a su madre zapatillas o lo que sea, para centrarse en lo que considera un caso de maltrato a causa de una simple bofetada… malo veo el precedente que sienta. Muy exagerada veo la sentencia, muy duro el complemento de mantener a la madre alejada durante un año del niño… ¿a qué conduce eso?, a convertir en un futuro delincuente a ese niño y así tener asegurado el trabajo la Justicia por años.
Exagerado a todas luces porque el entendimiento de las personas sordas o sordomudas está a años luz de lo que entendemos por sociedad, no todas las personas sordas o sordomudas claro está, más aún cuando provienen de un estrato de la sociedad bajo o bajo-medio como parece ser este caso que está levantando polémica.
Si no hay orden en el entorno familiar, luego no se quejen de lo mal que se portan nuestros jóvenes y de los supuestos derechos que les estamos ofreciendo en bandeja.