martes, 5 de mayo de 2009

SACRIFICIO INSERVIBLE

¡Qué paz!, ¡Qué tranquilidad!, encuentra y recibe uno cuando se sienta en el sillón de su despacho frente al ordenador y encima del teclado. Lástima que el tiempo no acompañe y ponga difícil la cosa de la siesta en la tumbona de la terraza.
Dentro de esa paz y tranquilidad leo las noticias que corren por el mundo, sobre todo las referentes al tema ese de la religión aprovechando el tema de la Semana Santa del país.



No está mal el manifiesto que han hecho público los más de trescientos teólogos sobre la situación de la Iglesia Católico en la actualidad. Ello me hace dar el paso de hablar con Jesús en un intento por esclarecer el entuerto religioso.
Satanás, con el que he estado jugando a las cartas anoche, me dijo, mientras se sacaba una carta de la manga, que él no tenía arte ni parte en la situación de la Iglesia, que ese lío se lo ha montado ella solita sin necesidad de su intervención ni siquiera de lejos. Le creo.



Hablo con Jesús y lo primero que le indico, más bien reprocho, es de qué le ha servido sacrificarse por la humanidad. Me mira con cara de ausente y se encoge de hombros. Insisto en el sacrificio, le digo que si ponerse en la cruz ha servido para que el cristianismo, a lo largo de los siglos, demostrara tener más de Satanás que de Dios. Me pregunta por qué digo eso y le hago una extensa explicación de lo que fue y es la religión. Una religión que usa su cruz para matar a sus semejantes –desde las Cruzadas, la Inquisición hasta la Guerra Civil- por imponer la fe en el mundo por la fuerza no tiene capacidad moral para prohibir otras cosas. ¿De qué le ha servido el sacrificio? Si su religión ha utilizado las armas metidas en la boca para imponerse. Me pide que no diga tonterías… tonterías, sí, si contáramos la estadística de muertos por el Catolicismo desde que éste se creó; las matanzas bajo el amparo del Santo Grial; el profundo desprecio de la mujer con quemas populares –inicio de las Fallas- de aquellas a las que condenaba por supuestas brujerías; los cambios que realizó, realiza y realizará “su” iglesia con imposiciones de rígidas y retrógradas normas, en la actualidad, que chocan abiertamente con el talante actual del ser humano en pleno siglo XXI…
¿De qué le sirvió el sacrificio si la gente idolatra figuras que no tienen nada que ver con él? ¿De qué le sirvió crear un imperio que se apropia de todo y de todos sin rubor alguno y con el cinismo por bandera?
La prensa, tanto nacional como local, ha gastado tiempo, dinero y papel en repetir año tras año crónicas y artículos sobre la Semana Santa cuando en realidad eso no es más que la adoración a la idolatría, cosa que está prohibida por la mismísima Biblia, y además los supuestos feligreses que lloran a moco tendido cuando no pueden sacar los pasos, debido a las inclemencias del tiempo, son unos redomados hipócritas que nunca cumplen los supuestos mandamientos del Dios que ellos dicen adorar.
El cinismo de la Iglesia queda patente al consultar documentos muy antiguos que atestiguan que la Semana Santa es en realidad las Fiestas de Primavera que la Iglesia se apropió indebidamente, tanto como la de San Juan, que en realidad es la Fiesta del Solsticio de Verano y el clímax del cinismo está en la postura contra el aborto cuando tienen en su conciencia millones de muertos que no eran embriones sino personas hechas y derechas.



Se meten contra el sexo en todas sus formas cuando ellos lo practican de manera clandestina y van dejando hijos por ahí y por aquí, por no escribir de las prácticas de hedonismo, frecuente entre ellos.
Bueno, no es que Jesús se quede abochornado, es que no comprende cómo ha llegado a crearse esa situación si en realidad lo que el pretendía era otra cosa muy distinta, además afirma que el no se ha sacrificado, nunca, por la humanidad… una parte de la humanidad lo ha sacrificado a él por defender una creencia que no tiene nada que ver con la religión católica. Él era judío.
En fin, por si las moscas, mañana iré a confesar. Más cinismo no puede caber.

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