Hoy empezaremos con noticias.
Ya pasó el verano y ahora queremos hacerle una entrevista a un sordo de Mataró, que lleva muchos añois viviendo aquí, en Mataró.
Este sordo es ahora un jubilado y se llama José Sans. Ha estado trabajando en la empresa de Autobuses Casas, lleva muchos años que él mismo lo explicará.
Estando ya jubilado, ha pasado sus vacaciones en Blanes, donde tiene una caravana y donde duerme. Aprovecha muy bien su estancia en el camping S'Abanell.
Todos los días se baña en la playa y disfruta con los amigos que acuden a visitarlo.
Ahora empezaremos las preguntas.
Quim: Hola, bienvenido de las vacaciones que se acabaron.
José: Ahora el tiempo es irregular y como empezará a descender la temperatura, viene el frío.
Quim: ¿Deprimido porque las vacaciones acabaron?
José: Bueno, la costumbre. Son tres meses, que son bastantes, en la playa, con los sordos, siempre los sábados por la tarde desde las 6 nos reunimos los sordos para charlar y cena en bar "El Casino", por la noche hacemos tertulia buena y nocturna hasta las 2 de la madrugada, en que nos vamos a dormir.
Quim: ¡Qué bien! ¿Tu esposa que tal está?
José: Bien, bien..., pero ahora le ha salido un fuerte dolor en el pie y no sabemos, el médico la ha consultado y dice que se tranquilice con pastillas. Hay que tener paciencia. Pues por su mucha edad tenía que pasar.
Quim: Es normal, la vida continúa. Puedes tú narrarnos cuando eras joven... ¿donde y en qué asociación conociste a los primeros sordos?
José: Primero estuve en Hogares Mundet de Barcelona donde terminé los estudios a los 15 años, no gané nada en estudios. Luego me indicaron donde quería trabajar.
Yo no quería trabajar de zapatero ni de carpintero, porque quería dibujar y pintar. Entonces me pusieron a trabajar en los carros de cruces, donde los pinté durante un mes. El jefe quería que reparara las ruedas, le dije que no que había pintores y yo quería aprender. Así que seguí pintando y el dueño se asombró. Tenía 15 años entonces.
Así que me mandó pintar flores, alegorías en los costados de los carros y el jefe cuando lo vió me felicitó. Todos veían a un joven sordo muy listo. Así que resultó bien y seguí pintando durante dos años.
Al terminar, mi padre me llevó a Mataró, ya que mi hermano mayor se había casado y se fué de la casa a donde yo regresé.
Mi padre me acompañó para ver a un empresario pintor y empecé con 17 años después de dos años en los Hogares Mundet volví a Mataró con 17 años para comenzar a trabajar el lunes siguiente.
Trasladábamos, los dos, las pinturas por las calles en carretilla. Subir escaleras no se me daba bien. Subía para pulir el yeso y siempre estaba sucio y era pesado.
Con paciencia seguí acudiendo hasta que la suerte quiso que fuera a la empresa de autobuses Casas cuyo propietario me vió pintar y preguntó si yo era sordo. El empresario me dijo que conocía a muchos sordos que viajaban en sus autobuses en los desplazamientos. Bien, bien, entonces el jefe me preguntó si me gustaría trabajar en los autobuses pintándolos, le contesté que sí me gustaba. A mi jefe pintor le dije que el empresario quería contratarme para trabajar en los autobuses. Me respondió que estaba bien y le conté que subir escaleras me daba miedo por el riesgo de las caídas y podía romperme algún hueso y por eso tenía miedo al no estar acostumbrado ya que en los Hogares Mundet pintaba como ahora en los autobuses, antes en coches pequeños y con el tiempo fueron ampliándose los autobuses que pintaba. El empresario estaba contento.
Yo era bobo porque me pagaba poco dinero y entonces quería darme de baja para irme a otro trabajo que pagaban más,
Pero que no se enteraran los demás empleados porque sería un mes y me pagaba en dinero negro. Quedé contento aceptando el trabajo de lijar y pintar, mientras otros hacián otros trabajos. Duré en la empresa 46 años.
Quim: ¡Vaya!
José: Cuando el empresario me comunicó que pasaba a jubilado, entonces respiré tranquilo después de mucha paciencia.
Quim: Antes de joven ¿te apuntaste a alguna asociación de sordos?
José: ¡Hombre!, en Barcelona habían muchos sordos y fui a la calle San Francisco...
Quim: ¿Dónde estaba el restaurante de los pollos asados?
José: Exactamente, ahí yo me apunté àra jugar al fútbol, cuando José REvilla era presidente y quería que jugara, le dije que venir de Mataró todos los fines de semana no podía ser. Si no me pagaban los desplazamientos en tren. Entonces aceptaron pagarme para jugar al fútbol y los domingos por la mañana, cuando era joven, nos reuníamos para acudir al campo de fútbol. Cada domingo me desplazaba.
Quim: ¿desde cuando estás casado?
José: ¡UUfff!, para casarme esperé mucho, como a los 17 años empecé a jugar al fútbol y hasta que el paso del tiempo hizo ver que necesitaba novia y apareció en Acción Católica. En la calle, durante la fiesta de San Francisco conocí a una chica del pueblo de Tiana que estaba bien. Después se fue. Yo seguí pensando en ella y en la calle de Acción Católica la esperaba cuando venía acompañada de su madre, nos encontramos y hablamos de su pueblo Tiana, de que mi jefe era dueño de los tranvías. Nos hicimos novios y el padre quería conocerme. Yo no sabía hablar pero sí escribir. El padre trabajaba en un banco y se enteró que yo trabajaba en la empresa Casas. El padre preguntó si el sordo era buen trabajador y el jefe le dijo que si era buen trabajador y que me conocía de hace años, entonces el padre comenzó a aceptarlo. No quería que le fuera mal por si de novio me separaba.
Quim: Eran tiempos antiguos ¿no?
José: Sï, decía que en la Casa del Sordomudo sus socios eran unos golfos, le respondí que puede ser que en Barcelona hayan golfos, pero yo no, ya que vivía en Mataró muy bien y me desplazaba. No bebía, no fumaba por lo que era bueno.
El padre aceptó y nos hicimos novios durante dos años..., como novios durante dos años, después nos casamos, yo con 30 años, me casé y tras largos desplazamientos al trabajo yo no podía más. Me cansé mucho y no podía hacer horas extras por culpa del viaje. Le dije al padre de mi esposa que quería buscar piso en Mataró.
Entonces, nuestra hija tenía 3 años, y el padre de mi mujer protestaba pero le respondí que eran muchos desplazamientos. Entonces conseguimos una casa que arreglé y pinté. Quedó bastante bien.
Quim: ¿Cuantos años llevas casado?
José: ¡Uff!, ya, ahora ye hemos celebrado los 50 años de casados.
Quim: Enhorabuena por sus Bodas de Oro, ya.
José: Entre los sordos de Mataró, soy el primero.
Quim: ¡Vaya!
José: Celebramos una fiesta estupenda con muchos aperitivos y los sordos invitados estuvieron contentos, así acabó la historia.
Quim: Muchas gracias por aceptar la entrevista. El sordo aquí presente ha expuesto, corta pero extensamente y suficientemente para que vosotros lo descubráis: un sordo que es valiente, que trabajó con esfuerzo y se casó para formar una familia y acaba jubilándose para luego celebrar sus 50 años, sus Bodas de Oro. Le damos muchas gracias a José Sans, de Mataró.
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